domingo, 24 de abril de 2011

Federico

  Un corte sagital sobre su espalda lo hizo volverse un niño,
 sonrisa de niño, pelo de niño, ojos de niño.
 Inteligencia suprema. Sin miedo. Inválido y recurrente.
 Formado por la apariencia de su alma, por las babas que le salen
 de su bronca apaciguada, que se vuelve ternura.  Que es repitencia y herejía. 

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