domingo, 22 de mayo de 2011

Pasto seco



 En la dirección del retorno, en la vuelta hacia el naufragio.
 Por entre las luciérnagas, en una fragancia con olor a olvido.
 Con una guerra inacabada, en un silencio desterrador.
 Las garras, las máscaras, las acciones de la moral
 Incrustadas por sobre las libélulas, que ahora,
 no tienen aire para aletear, ni tierra mojada.
 No tienen caricias sobre sus pancitas.
 No tengo ahora yo su ausencia,
 ni su presencia.
 Ahora gravita
 su esencia
 sobre
 la
 levedad

sábado, 7 de mayo de 2011

Reflejo



  La longitud de la palabra.
  La existencia de un pincel.
  La perspectiva dentro de un foco de luz.
  La hoja. Su decoloración. Su muerte.
  
  Afina un par de notas,
  antes de reir.
  La tinta, los colores del día. 
  El sustento del cuerpo. 
   
  La contingencia. Su transitoriedad.
  Lánguida.
  La mirada, la vista sobre una pared blanca.
  Sobre un vacío.
  La oscuridad de unas líneas por donde se borran tus huellas.
  Lo que no fue.

domingo, 1 de mayo de 2011

La costumbre

Un fragor sobre un domingo invernal, un aledaño que entre ventanas cerradas
 nos despeja de las dudas, de las incertidumbres.
 De inclinar nuestras cabezas y apretarnos nuestros brazos,
 nuestras espaldas. 
 Vuelvo al pueblo como quien retrocede al vacío,
 como quien levita ante un frío del alma que trata siempre de apaciguar.
 Algunas inclinaciones de la tierra y de la ruta,  la humedad
de las ventanillas del Citroen escarabajo celeste
 hacen que esto se convierta en un destierro.
 Nos volveremos a encontrar allí donde el poder
 no nos haga volvernos esposos, ni secretarios, ni pensionados de nadie.
 Donde no tengamos que dejar morir a la gente
 que pasa por nuestra ventanilla, mientras nosotros envejecemos,
 mientras te abrazo suspirándote al oído, quieta, quieta, calma, ya va a pasar.