miércoles, 27 de julio de 2011

un ambiente

Un ambiente declinado, sobre las mañanas hospitalarias,
de la gente acostumbrada al dolor. La bondad, la solidaridad; el rencor.
Las buenas voces, las lindas luces que aparecen: las médicas vestidas de blanco
atienden con sus ojos fugaces al paciente en la cabecera.
La mirada bien en lo alto, apaciguando esta impronta verdad.
El azúcar en la sangre ha hecho destrozos.
La glucemia, el potasio y el suero son los niveladores
reales de una tranquilidad esperada

ha pasado

 Espero que muevas esos tajos dentro de tu cara.
 Aparecen cálidos y nobles, pero no lo son.

 Espero que traigas sonrisas y alegrías, Peñas y cervezas.
 Uvas y sandías. Espero que la tarde, la noche, tenga cosas buenas para ti.

YO abro los ojos, pero cuesta.
Yo me desenredo los ojos, pero cuestan.
Cuesta cara la libertad, y la búsqueda.
La búsqueda de encontrarte y lo que generás.
Los factores que sos, y los que altarás de manera unívoca,
intransigente, corrompida y creadora.

 La forma en que unes todo.

¿ESTO ES REAL?
 Ya ha pasado.

sábado, 23 de julio de 2011

Hay una fiesta

 Hay una fiesta, un evento dentro de un bosque, algo así como una quinta. Hay un recital adentro, tocan bandas, la gente está sentada. Y hasta en los dos polos de las extremidades del territorio se desplaza la gente y el sonido ambiente confluye en el medio, donde estoy yo, parado. Escucho las dos bandas al mismo tiempo. El meridiano es perfecto. De casualidad estaba allí. Por una oreja, un lóbulo recibe la amable de una melodía, y la otra oreja de la otra.
  Y se enciende el brillo de la noche. Las semi sombras y el aire húmedo y fresco  anuncian el silbido de las chicharras que rompen con su aullido el mundo sonoro anterior. Entro en otro submundo de ensueños. Algunas luciérnagas que alumbran el camino de entrada y salida, como farolitos. Me doy cuenta entonces que no todo lo habitable se conforma a este territorio, con esta quinta donde tocan esta música y yo estoy parado en el medio.
 Me encuentro afuera con Héctor. No puedo creer que esté ahí ¿Qué hace ahí?

Voy al banco a ver cómo está mi caja de ahorro. Me doy cuenta que va muy bien. Que hay mucho. Y el empleado me recomienda que abra una cuenta de ahorro. “es mucho más seguro y cómodo para usted, lo aliviaría de una gran responsabilidad y le daría una seguridad incomparable” Cómodas cuotas. Traidores de la nuca.
 Le explico que si él justamente me recomienda eso, es que la seguridad del banco es un desastre. Y básicamente lo que me está diciendo es que si no me paso a una cuenta de ahorro, me van a chorear de  a poquito o toda entera la plata que tengo en la caja, y que de todas maneras, si abriera la cuenta, también lo harían.

 Se abre un cielo mítico e inacabable, como perturbándome la espalda. Algunas águilas y otros chirridos, que escapan a la memoria vienen de pronto a este mar de ensueños. Pienso:
 Caballos perdidos, dientes rotos y encías sangrando. Pienso, objetos de la energía y pastos amarillentos. Calamidad. Encuentro lo que dices pero no lo entiendo. Ni yo lo hago,  y me pregunto si tanta retórica de la palabra, de los pensamientos y de las imágenes, llevarán a algún lado
¿Todo cansa, pero qué salva?

domingo, 10 de julio de 2011

un posible

 . Lo inconquistable se vuelve rígido. Se relaja en músculo frontal pero sólo por el acto incontrolable de estar tensado. Así, como el suspiro en el viento, un hombre va y emprende viaje. Lo que queda, lo que deja por ser. Lo imaginado en medio de lo radical. Lo instituyente como soporte en un aro de fantasía. Una posible llanura, la oposición de las partes del ruedo de las astas contra los silicios. Se vuelve creíble, se vuelve desorden este montículo de nada que se acaricia como una mixtura de nubes, como el oleaje del cual el vino impregna de sabor las especias. Aquí, por sobre el filo de las llanuras, algunos corderos, algunos pastos secos, pero por sobre todo, luz. Luz cercana y rígida que me lleva con ella y se empeña en amar un amor perdido pero conquistable.

martes, 5 de julio de 2011

La vida se ve proyectada en minúsculos pasos de creación.


 No hay mejor droga que acostarse en silencio a sentirse el viento y la sangre abriéndose dentro del cuerpo. Cómo se acomoda cada músculo, como se ajusta a su debido cauce,  con los ríos de energía que penetran como éxtasis la nada. 
 No soy yo. Nunca fui yo en realidad. Sólo soy yo cuando me transmuto a ese estado. Y siento toda la idiotecés que es lo demás. O todo lo maravilloso que es lo demás porque desde este punto en la cima como en la punta de la montaña, todo se ve fantástico y hermoso. Yo no sé si esta oscuridad me va a curar para siempre. Sólo que lo negro no es negro, ni el silencio es soledad.
 Que se mete dentro de la trama y de las matrices corporales, una piel que es jóven y rugosa, que es la de un niño que se zarandea por sobre la tierra entre los animales y juega. Que es un ser que ya colmado de felicidad eterna espera en la sabiduría de su vejez, toda la hermosa sensibilidad del mundo. Que sus ojos están llorosos, que se vuelca contra la imposibilidad como una estrategia que nadie le dijo. Que así no están hechas las lógicas y los colores, que la esencia es para todos y es de uno. 
 Pienso mientras tanto en cómo se abren las fauces de mi nariz para respirar al justo latido, y como el corazón se apretuja o se ablanda para suspenderse dentro del pecho y las estructuras, con el ritmo y el movimiento con los cuales una palabra lleva a la otra, una idea se mueve en círculos y se bifurca, un color se tiñe, y un olor se hace fragancia de una lejanía que no existe; porque infinita la tenemos en la palma de la mano. Aquí mi homóplato está al borde de descolocarse pero no tiene miedo. Los ligamentos y los tendones que se unen y se rompen tampoco. Se arman. Se deshacen en cada partícula de segundo. En años luz. En biosferas, en bosques lejanos, en Río Paraná y Saltos encantados.
  En la parte izquierda de mi hombro, arriba de mis vértebras, mientras se unían los puentes y los hemisferios de la mente, escucho el chillido de un ser volador que va aterrizando, con su campana y su sonido de lucha avisa su ataque. Piensa que estoy dormido y que los ríos de sangre roja y colorada serán todos para él. Que las capas y las membranas de mis venas serán permeables, blandas y abiertas para su jugoso deseo. Entonces es cuando clava su aguja como lanza de hierro sobre la tierra. Como filtro que chupa todas las raíces y todos los cuajos híbridos, de mi espalda, de mi médula. Lo resisto. Lo dejo estar para sentir la sensación. Dejo que me saque la energía y la luz. Que se filtre su mínimo pico como una jeringa infectada. No lo aguanto. Siento que es una extracción eterna, ya despiadada y turbia, ya moribunda. Maldito mosquito hijo de re mil puta, y la reputísima madre que te re contra re mil parió. Levanto mi brazo que ya estaba embutido sobre la gravedad para agitarlo bruscamente y asesinar al adorable ser. Él, con un sonido quejoso, con un gritito de mufa,con una mueca burlona se aparta huidizo y caliente por no haber terminado su reproducción y tráfico de sangre, partículas, fluidos, bacterias y enfermedades.


FINAL UNO: todo tiene sentido. Soy muy débil y no puedo resistir el mísero pinchazo aletargado y firme de un mosquito. Me vence. Necesito trabajar más. La lucha es eterna. Siempre se mejora. Todo sirve.


 FINAL DOS:  A partir de ese momento pienso que nada tiene sentido.  Que todo puede ser interrumpido por cualquier cosa. Por cualquier cosa. Por las bombas atómicas. Por las tormentas. Por las muertes, por las vidas. Por el hambre en el mundo. Por lo asesinatos y las violaciones. Por las masacres y las catástrofes.  Las bestias, los animales y los mosquitos. 

Que no sirve de nada construir. Que vamos a terminar cayendo. Que se puede disfrutar mientras se lucha pero que no existe una lógica que nos perminta encontrar felizmente los pasos y la creación durante toda la vida. Incluso si pensamos en otras vidas. ///

sábado, 2 de julio de 2011

ese paso

  Estas leñas por atardecer. Este silencio naranja.
  Infranqueable.  Escape del olvido.
  Manzana verde con sabor a limón. Tierra mojada del deterioro.
 Ahora me escapo con un silbido, y con un beso en la frente.
 Con este viento que me cruza, con este Sonda aletargándome los dientes.
 Arrastrándome el alma.

  Lugares tangibles, fieras e insectos mitigables del fondo de la naturaleza.
  En el bajo fondo, de las sombras.  En la profundidad.

 Ese paso, ya lo daré.

 De qué perfil que se forma entre tus clavículas o isquiones te has germinado?
 De qué parte entre el todo de las partes has encontrado tu detalle, tu lugar en el mundo?
 Los milagros decorosos, esas ramas dentro del bosque que quedan dispuestas, quebradas pero firmes como sustento para las mariposas, para los Talas, para las Cinacinas. Ahí está el milagro de la tarde en ese lago, entre mates y olor a agua dulce.
Con olor a sol en la piel.

Ese paso, ya lo daré.