Y se enciende el brillo de la noche. Las semi sombras y el aire húmedo y fresco anuncian el silbido de las chicharras que rompen con su aullido el mundo sonoro anterior. Entro en otro submundo de ensueños. Algunas luciérnagas que alumbran el camino de entrada y salida, como farolitos. Me doy cuenta entonces que no todo lo habitable se conforma a este territorio, con esta quinta donde tocan esta música y yo estoy parado en el medio.
Me encuentro afuera con Héctor. No puedo creer que esté ahí ¿Qué hace ahí?
Voy al banco a ver cómo está mi caja de ahorro. Me doy cuenta que va muy bien. Que hay mucho. Y el empleado me recomienda que abra una cuenta de ahorro. “es mucho más seguro y cómodo para usted, lo aliviaría de una gran responsabilidad y le daría una seguridad incomparable” Cómodas cuotas. Traidores de la nuca.
Le explico que si él justamente me recomienda eso, es que la seguridad del banco es un desastre. Y básicamente lo que me está diciendo es que si no me paso a una cuenta de ahorro, me van a chorear de a poquito o toda entera la plata que tengo en la caja, y que de todas maneras, si abriera la cuenta, también lo harían.
Se abre un cielo mítico e inacabable, como perturbándome la espalda. Algunas águilas y otros chirridos, que escapan a la memoria vienen de pronto a este mar de ensueños. Pienso:
Caballos perdidos, dientes rotos y encías sangrando. Pienso, objetos de la energía y pastos amarillentos. Calamidad. Encuentro lo que dices pero no lo entiendo. Ni yo lo hago, y me pregunto si tanta retórica de la palabra, de los pensamientos y de las imágenes, llevarán a algún lado
¿Todo cansa, pero qué salva?
Me encantó :)
ResponderEliminargracias! sos la primera en comentar por aquí! besos!
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