Una risa abrumadora, un patio baldío.
Las paredes naranjas que ocultan la sabiduría,
Los rostros cansados en lejanías horizontales,
Las rimas dentro de los versos, dentro de los textos,
dentro del discurso, dentro de tu ritmo, en el calor de tu cuerpo.
Una taza,
Sobre las palmas que se acarician,
y los objetos que desprenden su luz de fantasía
por la mañana, nítidas.
Desperezándose, de esta
sístole acorazonada,
de una mañana en su plena existencia.
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