miércoles, 29 de febrero de 2012

Si volviera.



  Si volviera, pensaría que nada de esto sirvió. Que te tragó la sombra. Que acudiste insomnio vespertino,
 o al endulzamiento de algún tema de Miles, no sé. Como lo solías hacer. Engañarnos. Pedirle prestada plata a mamá  ¿prestada o prestado? Las llaves, esas llaves unísonas, plateadas, con agujeritos. De esas importantes como de Embajadas.
¿Te acordás? Los zapatos, los suéter de lana. Las alpargatas. La risa de almíbar.  
 A veces pienso en la imposibilidad de contar una historia. La redundancia del tiempo, los ritmos. Los diferentes niveles de colores;
 la sobre abundancia ¿La sobre explotación? ¿Quién paga la crisis? ¿Quién paga las oportunidades? 
 Si tuvimos las ideas justas en los momentos justos. Si tuvimos la paz que supimos conseguir.
 Si nos rebelamos porque teníamos corazón; pero nos dormimos ¿Porque nadie nos acompañó?
 ¿Cuál sería ahora el miedo?¿Cuál sería para que ahora volviera ella que la tragó la sombra, que la envolvió de lucha ciega, para ahora volver?
 Sí.
Con otros rebaños sobre sus brazos, ¿con otra sonrisa? 
Sin ningún líder más que su espíritu resoplando por  el pecho y por la espalda. Con leves ademanes y con  fructíferos pasos. Con otras alpargatas. 
 En diferentes moradas; sin tiempo.

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