domingo, 13 de marzo de 2011

Qué

Qué las mágicas porcelanas, qué las runas, qué los vientres. Que el Dios qué.
 Que camino entre espaldas y las levanto, que me sacuden. Que acaricio. Mueves sendas
  y formas del espacio, aborígenes de nuestra entraña, energía divina. Sal de la vida. ¿Moriremos juntos?
  Acá las víctimas siempre son inocentes. Y los vientos soplan fuertes. Los rostros no se mueven. Se cuartean. Que camino, que atajo, que me muevo entre tus brazos.
  Que resoplón y alenguado, bajo la falda, y entre el costado.
 Que formas y colores. Que sangre en el aire. Que energía entre tus callos.
  ¿Vicuñas? ¿Has nacido? De qué partes, qué lugares.
 Por siempre. En el aire. Qué momentos, qué espectros. Qué imperioso destino. Mil ramificaciones. Mil uñas. Mil sustancias. Qué envuelves. Qué perfuma. Qué rosa. Qué mosqueta y qué animales. Qué azaeres y qué salinas.
  Ahora me muevo entre tus brazos y no sé que soy, ahora te envuelves en mi origen y voy hacia vos. Como cuerda infinita, como aletargada, como reluciente y brillante. Te ato la lengua y me prendo en tu pelo, en tus renegridos agujeros. En tu hueco, en tu espasmo. En tu muerte.
 Estamos todos. Me ves y te veo. Encuentro el hilo. Encuentro a mis padres y encuentro el hastío y la levedad. Encuentro las cumbres y los deseos. Me muevo entre ellos, pero me estoy en tu mirada. Encuentro el tono y la voz, el cuenco en el que te beberé. Los pies y la tierra en las que me arrodillo. Los pozos.  Los pasos. Ese paso, ya lo daré.
 Y si hay ternura, es porque estoy en la frescura de la realidad. Porque no te he encontrado todavía. Porque los arpegios todavía resuenan. Porque los cueros y los parches. Porque la estampa. Porque la soberanía. Porque la Patagonia y los vientos. Porque las planicies y la intemperie. Porque retumba el pecho y se quiebra.
Porque no pertenezco al odio de mi mismo ni de ti. Aquí gobierna el aire y la brisa.
 El recuerdo del mar. Lloro y miro el mar.


 Y me libero de la creciente. Para no depender. Me muestro noble y amable ante la sensibilidad. Pero clava hondo el puñal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario